En el blog del mes de marzo de Galletas Florbú, queremos celebrar el Día de la Mujer haciendo un breve repaso por la historia de la empresa y, en concreto, con la figurade uno de los fundadores de la empresa, Consuelo González. Y para darnos una visión de su figura y todo lo que representaba, hablamos con Milagros, hija de Consuelo, y Loreto y Malena, nietas de Consuelo.

Consuelo González, mujer trabajadora y todoterreno
El joven matrimonio de Afrodisio Pérez y Consuelo González comenzó regentando una pequeña panadería en el barrio San Pedro donde fabricaban su propio pan, elaboraban rosquillas de yema, bizcochos de anís y sus primeras galletas. Durante más de 40 años estuvo Consuelo, al pie del cañón, trabajando para La Flor Burgalesa. Ella era una mujer todoterreno, su labor iba desde “cargar camiones, facturar, forrar latas, llamadas por teléfono… La imagen que tengo de ella es toda la vida trabajando”, comenta su hija Milagros.
Consuelo se enfrentó a muchos desafíos como mujer en el mundo empresarial, “ella siempre contaba que dio el pecho a sus hijos, detrás del horno”, recuerda Loreto. “Sacó adelante una familia, ayudo a su marido en la fabrica y se encargaba personalmente de las tiendas”, apunta Milagros. “Quizás, suena pretencioso”,continua Loreto, “pero no hay persona mayor en Burgos, que no conozca a Consuelo y le haya vendido galletas ella personalmente”.
“La base de lo que hoy conocemos como La Flor Burgalesa es gracias a Consuelo” continua destacando Milagros. “Para ella era muy importante la premisa de ‘el cliente, primero’, dar un servicio total, estar siempre disponible para todo el mundo… Era parte de su esencia”, apunta Loreto.
Pero además, Consuelo disfrutaba de sus aficiones. Era amante de la poesía, la lectura, hablaba fluidamente francés, “era pura vitalidad”, señala su nieta Malena. A lo largo de su vida, echo de menos estudiar, formarse en algo más, y eso trato de inculcarlo siempre en las siguientes generaciones. “Toda ella, era un ejemplo”, añade Malena.
Las tres recuerdan que Consuelo siempre estaba trabajando. Atareada en sus quehaceres, sin descuidar su imagen personal, siempre con las uñas pintadas, atendiendo a sus 6 hijos, además de algún familiar del pueblo que venía a Burgos a pasar una temporada. No había salido de casa, cuando la preguntaban cuándo iba a estar de vuelta. Por eso, cuando Afrodisio se jubiló con casi 72 años, Consuelo lo hizo también a sus 60 años.
Sin embargo, hasta casi los 90 años, Consuelo seguía bajando a las tiendas a ayudar a reponer o a ver si les hacía falta algo o a estar y hablar con los clientes.
Está claro que esa esencia, ese ADN de Consuelo, sigue presente a día de hoy en La Flor Burgalesa: Milagros es Gestora de Grandes Cuentas y Miembro del Consejo de Administración, Loreto es la Directora de Tiendas y Malena, Responsable de RRHH y Miembro del Consejo de Administración también. “La honradez, el respeto al trabajador y al cliente, el valor de la palabra, mantener un trato familiar, son principios que Consuelo tenía y que hoy en día seguimos manteniendo en la empresa”, sentencia Malena.

75 Aniversario de La Flor Burgalesa
Solo hace dos años que Consuelo nos dejó, así que tuvo la suerte de poder ver los progresos que en 75 años se han conseguido en la empresa, de los cuales estaba muy orgullosa. Su nieta Malena recuerda la cara de sorpresa que puso el día que visitó por primera vez la nueva fábrica; “era como un niño de 5 años, descubriendo algo por primera vez”. Alucinaba con el salto industrial que suponía pasar de hacer las galletas a mano, a tener maquinaría tan sofisticada que lo haga por ti.
Galletas Florbú cumple este año su 75 Aniversario. Con este motivo, queremos rescatar las antiguas imágenes publicitarias de los primeros años de la Flor Burgalesa. Concretamente, la que forraba una de las cajas de latón en la que se vendían las galletas. Era una mujer sosteniendo una caja de galletas, Consuelo presumía de que se parecía a ella. Por eso, creemos que le haría una tremenda ilusión saber que uno de los proyectos para este 75 aniversario es recrear esa mítica lata, que tantas veces la toco forrar a ella. Su hija y nietas, se imaginan lo que pudiera opinar ella de esta situación: “¡También… qué cosas! Fíjate que ahora vais a hacer latas, con la de veces que me ha tocado a mi forrar una”.
Consuelo González y su marido Afrodisio Pérez fueron, son y serán el claro ejemplo de trabajo duro, esfuerzo y compromiso empresarial.